lunes, 23 de diciembre de 2013

Luz interior.


Esta entrada es una copia casi textual de la que acabo de dejar en mi perfil profesional de Face, de modo que si alguien ya ha pasado por allí y ahora acaba de comprobar que me he repetido, lo único que puedo decirle es "Gracias por tu fidelidad!!". 

Para el resto.... 


Con el paso de los años, he adquirido el convencimiento de que las Navidades, sean lo que sean (realmente aún no he logrado descifrar su significado real), sólo pueden complacer a aquellos que son muy felices, por cualesquiera motivos...., o bien a aquellos otros que por su extrema juventud aún se ilusionan por reflejo del entusiasmo colectivo, del ambiente.... Obviamente, también satisfacen a los niños, siempre que estos vivan en el seno de una familia con poder adquisitivo suficiente y no sean objeto de abusos de ninguna clase. Y hay muchos, horripilantemente, que lo son: abusos sexuales, mentales, sociales ....  El último grupo, en orden aleatorio, lo mismo podían ser los primeros....,  de aquellos a quienes la Navidad hace sonreír, son las personas con convicciones religiosas, con convicciones auténticas...., y cuya benevolencia, de hecho,  suele extenderse fuera de los límites de estos breves días...

Para el resto..., para quienes no nos describimos como felices, ni somos niños, ni extremedamente jóvenes (incluyo la juventud mental... perpetua)  y a los que el hecho divino nos plantea tantas incomprensiones como incógnitas, la Navidad es una época que oscila entre la indiferencia y la apatía.... cuando no el hartazgo. No discuto el entusiasmo ni la ilusión ajena, ya que mi más arraigada máxima se traduce en vive y deja vivir, pero sí su sentido.... convencional, desatado...

Luz interior, ¿la tienes...?  Si es el caso, me alegro, desde mi propia oscuridad. 

Feliz .... hoy, o mañana, o siempre.


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