Jueves compartidos.... Como sabéis, esto significa que La Violeta dulce y bonita y Un bello día intercambiamos nuestras entradas en los blogs.... De modo que os dejaré con la suya, de carácter muy personal, como váis a leer....
Estos días pasados, Lorena y yo descubrimos (ella me lo descubrió a mí) un video "inspiracional" en You Toube que nos gustó..... mucho. Propicia una reflexión necesaria, a hacer no solo por las féminas del planeta.... por más que el video en cuestión esté protagonizado por y dirigido a las mujeres, sino por todo ser humano consciente e inteligente..., embarcado en las dinámicas y tiempos que se supone nos toca vivir y se autocalifican como imperativas. Aunque luego no lo sean tanto... tan imperativas, quiero decir..., sino más bien fruto de la inercia, del dejarse llevar por la corriente dominante.
Pues tal vez toque bajarse....
Veamos si Lorena opina algo parecido.
Hace unos días encontré un vídeo por Internet... y
tras verlo mi mundo dejó de girar por unos segundos. Para los que no
tengáis ganillas de verlo (aunque os lo recomiendo encarecidamente),
aquí os lo transcribo. Son las frases de distintas mujeres mayores:
Si yo fuese una mujer joven ahora, no estoy segura de si podría afrontarlo.
Con todas las cosas que tenemos, las oportunidades, la tecnología, me gustaría pensar que debería ser un mundo más placentero.
Pero en cambio, me temo que solo sería un mundo de presión.
Presión por ser la madre perfecta, la esposa perfecta, la amiga perfecta.
Presión para ser exitosa, una jefa líder.
Si
otra vez volviera a ser joven, no crearía una lista de cosas para
HACER. Lo que haría sería una lista de cosas para NO HACER.
Me daría el tiempo para disfrutar de las cosas que ahora entiendo que son las más importantes.
Lo que daría por alargar esos besos de buenas noches, en lugar de quejarme porque mañana me tengo que levantar temprano.
(Suspiro)
Lo que daría por haber acariciado un segundo más a mis bebés antes de
que se hubieran hecho lo demasiado grandes como para llevarlos en
brazos.
Lo que daría por haberme quedado cinco minutos más en la pista de baile mientras mis piernas aún podían sostenerme.
Y esto no es solo una lucha por la igualdad.
Mi generación es la generación que quemó los sujetadores.
Pero nunca estuvimos en peligro de quemarnos.
No… Esto simplemente va acerca de cómo eres como persona. Esa es la palabra más importante. SER.
Y perderse en el momento.
Estar en paz con el mundo.
Ser bondadosa contigo misma.
Ser bondadosa con los demás.
Ser capaz de dejarse llevar y estar orgullosa de hacerlo.
Créanme, si yo volviese a ser una mujer joven, gastaría más tiempo en SER.
No en HACER.
Cuando
terminó supe que quería escribir sobre lo que me había hecho sentir y
por ello le propuse este post a mi gran amiga Pilar.
El clip me sugirió muchas cosas, no sé ni por dónde empezar. Quizá dejaré mi mente en blanco y mis dedos libres…
Una
vez leí, hace no mucho, que hay gente que muere (en vida) a los
veintipocos años. Quizá, pensé, yo soy una de esas personas.
Porque, casualmente, si miro para atrás, el último año que fui una loca,
en el buen sentido, fue a los 19. Justo después empecé la universidad y
a los pocos meses, en los exámenes iniciales, sentí por primera vez en
mi vida unos fuertes dolores en el pecho. Fui a mi médico y su sustituta,
él no estaba, se limitó a preguntarme si consumía algún tipo de
estupefacientes.
No, no los consumía. “Simplemente” era ansiedad (ahora lo sé)… y así hasta hoy, bastantes años más tarde
.
¿En
qué momento perdí el norte, la naturalidad, la espontaneidad, el
dejarme llevarme, ese pequeño toque irresponsable? No lo sé. ¿Quién me
obligó a estar a todas horas haciendo cosas, méritos, orden, limpieza,
deporte, sin hueco en la agenda para tomar café con una vieja amiga? En
buena medida, fui yo.
Después de ver el vídeo me di cuenta de que
últimamente puedo estar leyendo un libro y consultando varias veces el
correo electrónico en el móvil, tumbada en la cama sin pegar ojo
pensando en tareas pendientes por hacer, viendo sin mirar la película
del domingo por la tarde porque mentalmente estoy renegando porque
mañana es lunes.
Presión, presión, presión… Presión por ser
buena empleada, buena emprendedora, buena esposa, buena amiga, buen
familiar, buena vecina… ¿Quién me mete tanta presión? En una gran medida,
de nuevo, yo.
Siempre nos quejamos de que el tiempo pasa rápido
(Noche Vieja, Semana Santa, el verano, la vuelta al cole y de nuevo las
Navidades) y siempre decimos que de niños el tiempo pasaba más despacio.
Una vez leí un artículo que decía que el tiempo es igual para
todos, para pequeños y mayores, la diferencia es que cuando un nene
está, por ejemplo, jugando en la bañera, sólo está centrado en eso. Está
disfrutando de ese momento. No es que no exista nada más importante, es
que no existe nada más.
A veces, en mi vida, ha habido personas
que me han hecho pensar que esa forma de actuar, el “estar en el
momento” (mindfulness se llama), era una pérdida de tiempo. Incluso que
estaba mal. Siempre había que estar haciendo algo, acumulando metas
alcanzadas. Quizá para ser el mejor. ¿En qué...?, me pregunto ahora....
Esa
forma de vivir, creo que bastante nociva, sumada a mi
perfeccionismo y auto exigencia, en ocasiones ha sido un auténtico
cóctel molotov para mi estabilidad emocional.
Me doy cuenta de que me he perdido muchas cosas, grandes y pequeñas, muchas. Pero por suerte sé que aún no es tarde.
Con
todo esto no pretendo decir que esté mal querer superarse,
marcarse retos, practicar ejercicio, etc. De hecho hay veces que hay
que hacer ciertas cosas, simplemente porque hay que hacerlas. Tampoco me
refiero a llevar a cabo una “huelga de brazos caídos”. Creo que se
trata de buscar un equilibrio: no hacer ciertas cosas que no es
necesario hacer y no dejar que las cosas que nos gustan se conviertan en
obligaciones y dejemos progresivamente de disfrutarlas.
Personalmente,
me va a costar un poco cambiar mi un tanto perjudicial estilo de vida y
concederme, en ocasiones y sin remordimientos, el no hacer nada. O dedicarme
más tiempo. O hacer más veces lo que me gusta. O hacer menos lo que no
me hace feliz. O pasar más tiempo con la gente que importa. O mostrar
más los sentimientos a pecho descubierto. Pero me voy a esforzar porque
lo quiero conseguir. Porque, como bien dice el vídeo que os he mostrado
al principio, el tiempo se pasa... y no es como esos juegos en los
que puedes reiniciar la partida.
En este juego de la vida, al
final, solo hay un “game over”, y si ese “fin” estuviera cerca, tengo
por seguro que no malgastaría mi tiempo ordenando las figuritas del
mueble del salón, mirando Instagram por enésima vez o preocupada por lo
que la gente piense o deje de pensar de mí. Probablemente estaría
compartiendo mi comida favorita con las personas que más me importan, en
medio del campo, sonando de fondo las canciones que más me gustan…
Como dicen las protagonistas del clip, os animo a “HACER menos y SER más”.
Muchas ideas en este post de nuestra Violeta favorita. Todas de necesaria reflexión y casi añadiría que de obligada incorporación a nuestro personal "hecho de vivir".....
La vida es corta. Aún siendo tan breve como lo es en verdad, siempre hay tiempo para reinventarse varias veces. Tal vez nuestra próxima, pendiente y más necesaria reinvención, empiece hoy... y pase por aquí... por todo lo expuesto. Tal vez dentro de otros diez años echemos la vista atrás y contemplemos el 21 de abril del 2016 como el día en que dijimos "basta"... y lo cumplimos...
¡¡Gracias por leernos....!! Nos vemos el lunes/martes.... aún no lo tengo claro.... ainssss, mis dislates con el blog...., con más .... de todo un poco.... Que de todo cabe en Un bello día.
¡¡Sed felices entretanto....!!
Hermosa reflexión y asi es ...nunca es tarde para reinventarnos. solo la muerte podría detenernos, gracias por compartir <3
ResponderEliminarLa vida es un continuo devenir, cierto...., Marián. Como el río, debemos avanzar y procurar crear un ambiente acogedor y fértil..., a nuestro paso. Con sencillez, con constancia... Gracias por comentar.
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